A pesar de que alguno de los violadores de Derechos Humanos, o a lo mejor todos ellos, no pidan jamás perdón de lo que hicieron cumpliendo órdenes, como sociedad, seguimos anclados y amarrados a un pasado horrible. No creo que sea sano vivir esperando el arrepentimiento, menos aún si el único castigo impuesto fue la restricción a su libertad, pero ¿habría sido igual si además les hubieras quitado sus grados militares o los hubieras degradado y por lo tanto sus pensiones no se las hubieras pagado?. A lo mejor con este simple acto de condenarlos por abandono de su juramento como militar o carabinero, los hubieras obligado a demostrar que cumplían órdenes y te habrías enterado quienes fueron los planificadores de estos crímenes, a lo mejor faltó esa mirada estratégica, judicialmente hablando.
El tema lo que pretende plantear es que es sanador para el alma del país dejar de apuntar a la institución de carabineros y otras ramas de las fuerzas armadas y seguir alimentando esa inquina en donde se intersectan los odios viscerales de quienes perdieron familiares en el golpe militar y su posterior represión junto con los grupos anarquistas y/o delincuenciales que mimetizan su sentir con el de los primeramente mencionados y se colisionan con los representantes del anticomunismo. Que aplastado por la realidad de negociar con comunistas chinos y que a estos anticomunistas les da igual la ideología siempre y cuando haya un beneficio económico de por medio (ni Kast, ni Kaiser. ni Matthei, ni Piñera tuvieron y tienen los cojones para pelear por los derechos humanos en China). Entonces asumiendo que quienes detestan a los militares y carabineros, con su corazón puesto en el altar del dolor legítimo, han recibido por parte de la sociedad, mediado por nuestros gobernantes y congresistas, un resarcimiento monetario y una restitución memorial y moral deberíamos esperar de ambos lados una reconciliación y dar vuelta esta página vergonzosa y sangrienta de nuestra historia,
Además, que más dulce es la venganza cuando ves a los «anticomunistas acérrimos» sentados a la mesa con Xi Jinping en la cabecera recibiendo la pleitesía de estos valientes defensores de la libertad, libertad que es solo su slogan, porque en cuanto se les ocurra decir algo contra el gobierno chino les caerían las penas del infierno, no solo desde China misma, sino que también desde los empresarios chilenos, que les dejarían de inmediato de financiar sus campañas de desinformación y recreación de la verdad. Refugiarse en Estados Unidos ya no parece seguro.
A mí me gusta la tercera estrofa de la canción nacional, y siempre me pareció un egoísmo que se lo apropiaran durante el gobierno militar, me habría encantado cantársela a los muchachos de la generación dorada, a los Cóndores en sus dos clasificaciones a mundiales de rugby y al Nico Massú y Feña González en Grecia y a tantos otros héroes deportivos y artísticos, pero la apropiación que hicieron de esa estrofa y su discurso de odio impide que podamos halagar y reconocer a nuestros épicos muchachos con una estrofa hecha a la medida de su triunfo. Recuperemos esa hermosa letra que glorifica nuestros héroes.
