Peligro del Legalismo (¿Que hay detrás de un bocinazo?)

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En dos viajes a países musulmanes percibí algo distinto a nuestra sociedad, lo que se traduce en un respeto hacia el prójimo distinto, más discrecional que el que nosotros nos dispensamos entre nos; al comienzo pensé que era una venialidad, mezclada con tolerancia-amabilidad. dispensada a los que quién la otorgaba consideraba inferior, lo que ya era una tremenda diferencia a nuestra cultura, donde por lo general, esa venialidad se le dispensa a quienes se les considera superiores o más poderosos en Chile (muy pocos le dan este trato a gente más pobre o de menos recursos). Al recorrer sus calles y ver sus interacciones, muchos estábamos admirados de que no fuera motivo de conflicto entre ellos el conducir sus bicicletas, carretas, motos, autos o camiones contra el sentido del tránsito, ni siquiera se les sancionaba haciendo sonar las bocinas, aunque tampoco les daban un paso preferencial siempre (como tratando de deshacer el problema de tránsito que ocasionaban y su potencial riesgo a la seguridad de todos), al preguntar ¿porque?, nos explicaban que esto era la norma tácita que los regía, tampoco conocían mucho las reglas de tránsito, por lo que tampoco se sentían muy empoderados a la hora de denunciar o juzgar al infractor. Como una contradicción profunda: los seguidores del Corán, creen y conocen mucho más esas enseñanzas que los nuevos códigos o leyes que son parte de la modernidad, entonces el valor superior del respeto por la vida del otro, aunque cometa errores, es lo que los hace ser comprensivos con quienes no entienden, ni han aprendido estas nuevas reglas impuestas por la modernidad y su adopción de nuevas tecnologías; más contradictorio aun viniendo del mundo musulmán, a los que les motejamos de intolerantes, violentos y sangrientos; y es precisamente por lo que me atrevo a cuestionar el hecho de que somos un país tan bueno para hacer leyes; es esta circunstancia la que nos convierte en una población tan buena para juzgar las acciones del resto, lo que no quiere decir de que sean respetuosos de la ley y ciudadanos ejemplares, si no que solo respetan las leyes que les acomodan o convienen o no pueden romper, característico de esta forma de actuar es la cantidad de «bocinazos de denuncia» a cada rato y en todas las calles de Chile ( y en Perú, Colombia , Venezuela, Brasil, México y quizás cuantos lugares más), en los países musulmanes es muy raro que la bocina se use con ese fin punitivo que se usa acá.

De esta observación surge esta certeza de una ciudadanía inmadura, punitiva y juzgadora, que reacciona tratando de hacer justicia y esta ciudadanía sufre profundas decepciones cuando quienes se saltan las reglas no reciben castigo. Algo a tener en cuenta a la hora de legislar, no solo pensar en lo que queremos prohibir, castigar o evitar, sino que también pensar en si quienes la deben respetar tendrán la madurez de entender que la creación de esta ley, cualquiera que sea, no nos faculta ni empodera para que vayamos por la vida juzgando al resto, y menos aun castigándolos. Nos hace mal, mentalmente, tener tantas reglas que no se cumplan y ser testigos de tanta impunidad. Una ley puede ser una gran idea, pero también puede que no solucione nada o muy poco, o peor aún nos abra un flanco de nuevos conflictos. Por esa razón prefiero reglamentos constitucionales breves, que fije líneas de comportamientos mínimos y que la interpretación quede en manos de jueces que dicten jurisprudencia. O a lo mejor deberíamos resignarnos a seguir haciendo leyes a destajo. O un punto de encuentro intermedio que podría ser educar, preparar, racionalizar o madurar una ley con algo que pueda parecer a un prototipo de la ley a instaurar.

Bienvenida la filosofía

Tags: Bocinas, Castigo, DECEPCION, Igualdad ante la Ley, Musulmanes

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